�Haga la prueba!: tome una botella de vino �ESP�RITU DE ARGENTINA� y vierta un poco en tres copas diferentes. A continuaci�n pruebe el vino de cada una de ellas. El resultado es asombrante: se percatar� r�pidamente de la gran influencia que la copa ejerce en la expresi�n del vino y en c�mo se transmiten sus cualidades.
Algunos expertos opinan que cada variedad de uva deber�a ser degustada en una copa propia, si bien el almacenamiento de las mismas es con seguridad un problema para la mayor�a de los amantes del vino. Por ello le recomendamos que clasifique el vino en categor�as y utilice para cada una un tipo de copa diferente.
Requisitos que deben cumplir las copas:
La copa ideal para vinos blancosEl vino blanco debe beberse en copas que sean m�s peque�as que las de vino tinto y tiene que ser servido a una temperatura menor (entre 8� y 10� C). El tama�o menor de la copa tiene la ventaja de que se sirve menos cantidad de vino con lo que se hace m�s frecuente su toma, evitando de esta forma que se caliente. Un buena copa para vinos blancos debe tener forma de manzana y estrecharse ligeramente por la boca. Esta forma favorece que el bouquet se desdoble en su totalidad y quede atrapado en la copa, siendo as� mejor percibido por la nariz. |
La copa ideal para vinos tintosEl vino tinto necesita oxigenarse para poder expresar la variedad y la complejidad de aromas que desprende, con excepci�n de vinos muy j�venes, vinos r�sticos y vinos envejecidos. Por ello las copas para vinos tintos deben ser amplias, con forma ovalada y de boca grande. En estas copas se despliegan mejor los abundantes aromas del vino; adem�s, al beber de una copa de boca amplia el caudal de vino que se toma se reparte por toda la boca y entra en contacto con toda la lengua, lo que nos permite apreciar mayor cantidad de aromas y sabores. |
Por �ltimo, un consejo:
Independientemente del tipo de vino o la forma de copa por los que se decida, la regla de oro es: no llene la copa hasta el borde. Vierta el caldo s�lo hasta la parte m�s ancha de la copa, de manera que quede suficiente espacio en la copa para experimentar el verdadero placer de degustar un vino: moverlo en la copa, olerlo y saborearlo.